jueves, 6 de septiembre de 2012

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Canal: CASTI (9 Podcasts) - ivoox.com

Creado por juancas  del 06 de Septiembre del 2012


Canal: CASTI (9 Podcasts)




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Hombre, España.
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Áreas de interés de Casti: Historia, Arqueologia, Biografias, Musica, Audiolibros.
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ALEJANDRO DUMAS

5 Audios encontrados en Podcast: ALEJANDRO DUMAS
ALEJANDRO DUMAS
Canal: CASTI
Por: Casti
Ranking: 6020 - Ver evolución
Descripción del podcast de ALEJANDRO DUMASRecopilación de Relatos Cortos , todos completos , de este Genio de la Literatura Universal.


DESEO Y POSESIÓN - Alejandro Dumas

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DESEO Y POSESIÓN - Alejandro Dumas
En el Podcast  ALEJANDRO DUMAS  en  Arte y literatura
07:19 min


Las charadas ya no están de moda. ¡Qué tiempos tan buenos para los poetas eran aquellos en que Le Mercure proponía cada mes, cada quince días y, al final, cada semana una charada, un enigma o un logogrifo a sus lectores! Pues bien, voy a revivir esa moda. Dígame pues, querido lector o hermosa lectora -las charadas están hechas, sobre todo, para la mente perspicaz de las lectoras-, dígame de qué lengua proviene la alegoría siguiente. ¿Es sánscrito, egipcio, chino, fenicio, griego, etrusco, rumano, galo, godo, árabe, italiano, inglés, alemán, español, francés o vasco? ¿Se remonta a la Antigüedad, y está firmada por Anacreonte? ¿Es gótica, y está firmada por Carlos de Orleáns? ¿Es moderna, y está firmada por Goethe, Thomas Moore o Lamartine? ¿O no será, más bien, de Saadi, el poeta de las perlas, rosas y ruiseñores? ¿O bien...? Pero no soy yo quien lo ha de adivinar, es usted. Así que, querido lector, adivine. He aquí la alegoría en cuestión. Una mariposa reunía en sus alas de ópalo la más dulce armonía de colores: blanco, rosa y azul. Como un rayo de sol iba revoloteando de flor en flor, y, cual flor voladora, subía y bajaba, jugando por encima de la verde pradera. Un niño que intentaba dar sus primeros pasos por el césped tornasolado la vio y, de repente, se sintió invadido por el deseo de atrapar aquel insecto de vivos colores. Pero la mariposa estaba acostumbrada a este tipo de deseos. Había visto cómo generaciones enteras se quedaban sin fuerzas persiguiéndola. Revoloteó delante del niño y fue a posarse a dos pasos de él; y, cuando el niño, ralentizando sus pasos y conteniendo la respiración, extendía la mano para cogerla, la mariposa alzaba el vuelo y recomenzaba su viaje desigual y deslumbrante. El niño no se cansaba; el niño lo intentaba una y otra vez. Tras cada tentativa abortada, el deseo de poseerla, en vez de apagarse, crecía en su corazón, y, con paso cada vez más rápido, con la mirada cada vez más ardiente, el niño salía corriendo detrás de la linda mariposa. El pobre niño había corrido sin mirar atrás; de manera que, cuando hubo corrido un buen rato, ya estaba muy lejos de su madre. Del valle fresco y florido, la mariposa pasó a una llanura árida y poblada de zarzas. El niño la siguió hasta esa llanura. Y, aunque la distancia ya era larga y la carrera rápida, el niño, que no se sentía cansado, no paraba de perseguir a la mariposa, que se posaba cada diez pasos, en un matorral, en un arbusto o en una sencilla flor silvestre y sin nombre, y siempre alzaba el vuelo en el momento en que el muchacho creía tenerla ya. Porque, mientras la perseguía, el niño se había transformado en muchacho. Y, con el invencible deseo de la juventud, y con su indefinible necesidad de posesión, no dejaba de perseguir al brillante espejismo. Y, de vez en cuando, la mariposa se detenía como para burlarse del muchacho, introducía voluptuosamente su trompa en el cáliz de las flores y batía amorosamente las alas. Pero, en el momento en que el muchacho se aproximaba, jadeando de esperanza, la mariposa se abandonaba a la brisa, y la brisa se la llevaba, ligera como un perfume Y así pasaron, en esa persecución insensata, minutos y más minutos, horas y más horas, días y más días, años y más años, y el insecto y el hombre llegaron a la cima de una montaña que no era otra cosa que el punto culminante de la vida. Persiguiendo a la mariposa, el adolescente se había hecho hombre. Allí, el hombre se detuvo un instante para considerar si sería mejor volver atrás, pues la vertiente de la montaña que le quedaba por bajar le parecía muy árida. Abajo, en la falda de la montaña, al contrario del otro lado donde, en encantadores parterres, ricos vergeles y verdes parques, crecían flores perfumadas, plantas raras y árboles cargados de fruta; en la falda de la montaña, decíamos, se extendía un gran espacio cuadrado cercado por muros, al cual se entraba por una puerta abierta ininterrumpidamente, y donde no crecían más que piedras, unas tendidas en el suelo, las otras erguidas. Pero la mariposa se puso a revolotear, más deslumbrante que nunca, ante los ojos del hombre, y tomó la dirección del recinto cerrado, siguiendo la pendiente de la montaña. Y, ¡cosa extraña!, aunque aquella carrera tan larga tenía que haber fatigado al viejo, porque, por su pelo canoso, se podía reconocer como tal al insensato corredor, su paso, a medida que avanzaba, se hacía más rápido; solo se podía explicar por el declive de la montaña. Y la mariposa se mantenía siempre a la misma distancia; sólo que, como las flores habían desaparecido, el insecto se posaba en cardos espinosos, o en desnudas ramas de árboles. El viejo, jadeando, no paraba de perseguirla. Al final, la mariposa pasó por encima de los muros del triste recinto, y el viejo la siguió, entrando por la puerta. Pero apenas había dado unos pasos cuando, mirando a la mariposa, que parecía fundirse en la atmósfera grisácea, chocó con una piedra y cayó. Tres veces intentó levantarse, y tres veces volvió a caer. Y, no pudiendo correr ya más detrás de su quimera, se contentó con tenderle los brazos. Entonces la mariposa pareció apiadarse de él y, aunque había perdido sus colores más vivos, se puso a revolotear por encima de su cabeza. Tal vez no eran las alas del insecto las que habían perdido sus vivos colores; tal vez eran los ojos del viejo los que se habían debilitado. Los círculos descritos por la mariposa se fueron haciendo más y más estrechos, y al final se fue a posar sobre la pálida frente del moribundo. En un último esfuerzo, este levantó el brazo, y con la mano tocó, por fin, la punta de las alas de aquella mariposa, objeto de tantos deseos y tantas fatigas; pero, ¡qué desilusión!, se dio cuenta de que aquello que había estado persiguiendo no era una mariposa, sino un rayo de sol. Y su brazo cayó frío y sin fuerzas, y su último suspiro hizo estremecer la atmósfera que pesaba sobre aquel camposanto... Y, pese a todo, poeta, persigue, persigue tu desenfrenado deseo de ideal; procura alcanzar, atravesando infinitos dolores, ese fantasma de mil colores que huye incesantemente delante de ti, aunque se te rompa el corazón, aunque se te apague la vida, aunque exhales el último suspiro en el momento en que lo roces con la mano. FIN


Canal: CASTI




EL SILBATO ENCANTADO - Alejandro Dumas

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EL SILBATO ENCANTADO - Alejandro Dumas
En el Podcast  ALEJANDRO DUMAS  en  Arte y literatura
11:00 min


Había una vez un rey rico y poderoso que tenía una hija de belleza notable. Cuando ésta llegó a la edad de casarse, se ordenó mediante un edicto proclamado a son de trompa y pegado en todas las paredes, que quienes tuvieran intenciones de desposarla se reuniesen en una vasta pradera. Allí la princesa arrojaría al aire una manzana de oro, y quien lograra apoderarse de ella no tendría más que resolver tres problemas, tras lo cual se convertiría en esposo de la princesa y, por consiguiente, en el heredero del trono, puesto que el rey no tenía hijos. El día fijado se celebró la reunión; la princesa arrojó la manzana al aire, pero los tres primeros que la cogieron no habían hecho sino la tarea más fácil, y ninguno de los tres trató siquiera de emprender lo que quedaba por hacer. Finalmente, la manzana lanzada por cuarta vez por la princesa cayó en manos de un joven pastor, que era el más hermoso pero también el más pobre de todos los pretendientes. El primer problema, mucho más difícil de resolver que un problema de matemáticas, era el siguiente: El rey había hecho encerrar en una cuadra cien liebres; quien consiguiera llevarlas a pacer en la pradera donde tenía lugar la reunión y, habiéndolas conducido por la mañana, las devolviera todas por la noche, habría resuelto el primer problema. Cuando al joven pastor le fue hecha esta proposición, pidió un día para reflexionar; al día siguiente respondería afirmativa o negativamente. La petición le pareció tan justa al rey que le fue concedida. Inmediatamente se encaminó al bosque para allí meditar a su gusto sobre los medios que debía emplear para tener éxito. Seguía lentamente y con la cabeza gacha un estrecho sendero a orillas de un riachuelo cuando, en aquel mismo sendero, encontró a una viejecita de cabellos completamente blancos, pero de mirada todavía viva, que le preguntó la causa de su tristeza. Mas el joven pastor respondió moviendo la cabeza. -¡Ay!, nadie puede ayudarme, y sin embargo, tengo deseos de casarme con la hija del rey. -No desesperes tan pronto -respondió la viejecita-; cuéntame lo que te apena, y quizá yo pueda librarte del apuro. Nuestro pastor tenía el corazón tan apesadumbrado que no se hizo rogar mucho y le contó todo. -¿Y sólo es eso? -preguntó la viejecita-; en tal caso haces mal en desolarte. Y sacó de su bolsillo un silbato de marfil y se lo dio. Aquel silbato se parecía a todos los silbatos; por eso el pastor, pensando que, sin duda, había alguna forma particular de utilizarlo, se volvió hacia la viejecita para hacerle algunas preguntas, pero ella ya había desaparecido. Mas, lleno de confianza en aquella a la que consideraba un genio bueno, fue al día siguiente al palacio y le dijo al rey: -Acepto, señor, y vengo en busca de las liebres para llevarlas a pastar a la pradera. Entonces el rey se levantó y dijo a su ministro del Interior: -Haz salir todas las liebres de la cuadra. El joven pastor se puso en el umbral de la puerta para contarlas; pero la primera estaba ya muy lejos cuando la última fue puesta en libertad; de modo que cuando el pastor llegó a la pradera no había ni una sola liebre junto a él. Se sentó pensativo, sin atreverse a creer en la virtud de su silbato. Pero, sin embargo, tenía que recurrir a este último recurso; por eso lo apoyó en sus labios y sopló en él con todas sus fuerzas. El silbato emitió un sonido agudo y prolongado. Al punto, para gran asombro suyo, de la derecha, de la izquierda, de delante, de atrás, de todas partes en fin, acudieron las cien liebres, que se pusieron a pastar tranquilamente a su alrededor. Fueron a anunciar al rey lo que ocurría, y cómo el joven pastor iba a resolver probablemente el problema de las cien liebres. El rey se lo contó a su hija. Los dos se sintieron muy contrariados, porque si el joven pastor triunfaba en los otros dos problemas como sin duda iba hacerlo en el primero, la princesa se convertiría en mujer de un simple patán, que era lo más humillante que podía ocurrirle al orgullo real. -Está bien -dijo la princesa a su padre-, pensad por vuestro lado; yo voy a pensar por el mío. La princesa volvió a sus habitaciones, se disfrazó de forma irreconocible, tras lo cual hizo traer un caballo, montó en él y se dirigió en busca del joven pastor. Las cien liebres caracoleaban alegremente a su alrededor. -¿Queréis venderme una de vuestras liebres? -preguntó la joven princesa. -No os vendería una de mis liebres por todo el oro del mundo -respondió el pastor-, pero podéis ganaros una. -¿A qué precio? -preguntó la princesa. -Descendiendo de vuestro caballo, sentándoos sobre el césped y pasando un cuarto de hora conmigo. La princesa puso algunas dificultades, pero como no había otro medio para obtener la liebre, echó pie a tierra y se sentó junto al joven pastor. Al cabo de un cuarto de hora, durante el cual el joven pastor le dijo mil cosas tiernas, ella se levantó exigiendo su liebre, y, fiel a su promesa, el joven pastor se la dio. La princesa la encerró contenta en un cesto atado al arzón de su silla y emprendió el camino de palacio. Pero apenas hubo hecho un cuarto de legua cuando el pastor acercó el silbato a sus labios y sopló, y a este ruido que la llamaba imperiosamente, la liebre levantó la tapa del cesto, saltó al suelo y echó a correr. Un instante después, el pastor vio venir hacia él a un campesino montado sobre un asno, era el viejo rey que también se había disfrazado y que había salido de su palacio con el mismo objetivo que su hija. Un gran saco colgaba de la albarda de su asno. -¿Quieres venderme una de tus liebres? -le preguntó al pastor. -Mis liebres no están en venta -dijo el pastor-; hay que ganarlas. -¿Y qué hay que hacer para ganar una? El pastor pensó un instante. -Tenéis que besar tres veces el trasero de vuestro asno -dijo. Esta extravagante condición repugnaba mucho al anciano rey, que no quería someterse a ella de buenas a primeras. Ofreció incluso cincuenta mil francos por una de las liebres, pero el pastor se mantuvo en sus trece. Finalmente el rey, que quería por encima de todo su liebre, pasó por la condición impuesta, por humillante que fuera para un rey. Besó tres veces el trasero de su asno, muy asombrado éste de que un rey le hiciera semejante honor, y el pastor, fiel a su promesa, le dio la liebre pedida con tanta insistencia. El rey metió la liebre en su saco y partió a galope tendido en su asno. Pero apenas había recorrido un cuarto de legua, cuando se dejó oír el toque de un silbato, y a este toque la liebre arañó de forma que hizo un agujero en el saco y huyó. -¿Y bien? -preguntó la princesa al rey viéndole volver a palacio. -¿Qué puedo deciros, hija mía? -respondió el rey-. Es un muchacho muy obstinado, que no ha querido venderme una liebre a ningún precio. Pero estad tranquila, no saldrá de las otras pruebas tan fácilmente como de ésta. Por supuesto, el rey no habló para nada de la condición con cuya ayuda había tenido por un instante su liebre, como tampoco la princesa había hablado de la suya. -Me ha pasado exactamente lo mismo -dijo la princesa-, no he podido conseguir ni una de sus liebres por oro ni por plata. Por la noche, el pastor volvió con sus liebres; las contó delante del rey; no había ni una de más ni una de menos; fueron entregadas al ministro del Interior, que las hizo meter en su cuadra. El rey dijo entonces: -La primera prueba está resuelta. Ahora se trata de triunfar en la segunda. Presta mucha atención, joven. El pastor prestó oídos. -Tengo ahí arriba, en mi granero -continuó el rey-, cien medidas de guisantes y cien medidas de lentejas; lentejas y guisantes están mezclados unos con otros; si consigues, durante esta noche, separarlos sin luz, habrás resuelto el segundo problema. -Lo haré -respondió el pastor. Y el rey llamó a su ministro del Interior; que le condujo al granero, le encerró allí y entregó la llave al rey. Como ya era de noche y para semejante tarea no había tiempo que perder, el pastor cogió su silbato y silbó. Al punto acudieron cinco mil hormigas que se pusieron a remover las lentejas y los guisantes hasta separarlos en dos montones. Al día siguiente, con gran asombro, el rey vio que el trabajo estaba realizado; hubiera querido poner dificultades, pero no había la menor objeción que hacer. Tras las dos primeras victorias, tenía pues que contar con una posibilidad cada vez más dudosa de que el pastor sucumbiera en la tercera prueba. Sin embargo, como era la más difícil de todas, el rey no desesperó. -Ahora se trata -le dijo- de que vayas a la caída de la noche a la panadería de palacio y comas en una noche el pan cocido para toda la semana; si mañana por la mañana no queda ni una sola miga, estaré contento contigo y te casarás con mi hija. Aquella misma noche el joven pastor fue conducido a la panadería, que estaba tan llena que sólo quedaba un pequeño hueco vacío junto a la puerta. Pero a medianoche, cuando todo estuvo tranquilo en palacio, el pastor cogió su silbato y silbó. Inmediatamente acudieron diez mil ratones que se pusieron a roer el pan de tal forma que al día siguiente no quedaba ni una sola miga. Entonces el joven golpeó con todas sus fuerzas en la puerta, gritando: -Abrid de prisa, por favor; tengo hambre. La tercera prueba, por tanto, se había pasado victoriosamente como las otras dos. Sin embargo, el rey trató de buscarle las vueltas. Se hizo traer un saco conteniendo seis medidas de trigo y, tras haber reunido a un buen número de sus cortesanos, le dijo: -Cuéntanos tantas mentiras como puedan caber en este saco, y cuando el saco esté lleno tendrás a mi hija. Entonces el pastor contó todas las mentiras que pudo recordar; pero estaba a la mitad de la jornada, sus mentiras se le acababan y al saco le faltaba mucho para estar lleno. -Pues bien -continuó-, mientras estaba guardando mis liebres, la princesa vino en mi busca disfrazada de campesina, y para conseguir una de mis liebres, me permitió robarle un beso. La princesa, que al no sospechar lo que el pastor iba a decir no había podido cerrarle la boca, se puso roja como una cereza, por lo que el rey empezó a creer que la mentira del joven pastor bien podría ser verdad. -El saco todavía no está lleno -exclamó el rey-, aunque acabas de dejar caer en él una mentira bien gorda, continúa. El pastor saludó y prosiguió: -Un instante después de que la princesa se hubiera marchado, vi a Su Majestad disfrazado de campesino y montado sobre un asno. También venía para comprarme una liebre; pero cuando me di cuenta de que tenía gran deseo de ella, figuraos que obligué al rey a... -¡Basta, basta! -exclamó el rey-, el saco está lleno. Ocho días después, el joven pastor se casó con la princesa. FIN


Canal: CASTI




LO QUE ES IGNORAR LA LENGUA DEL PAÍS - Alejandro Dumas

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LO QUE ES IGNORAR LA LENGUA DEL PAÍS - Alejandro Dumas
En el Podcast  ALEJANDRO DUMAS  en  Arte y literatura
06:30 min


A pesar del deseo que yo tenía de llegar lo más pronto posible al lago de Constanza, forzoso me fue detenerme en Vadutz. Desde nuestra partida llovía a cántaros y el caballo y el conductor se negaron obstinadamente a dar un paso más, so pretexto, el animal, de que se metía en el barro hasta el vientre y el hombre, que estaba calado hasta los huesos. Por lo demás, hubiera sido, verdaderamente, crueldad insistir. No fue preciso nada menos, lo confieso, que esta consideración filantrópica para determinarme a entrar en la miserable posada cuya muestra había detenido en seco mi coche. Apenas había puesto el pie en la estrecha alameda que conducía a la cocina, la cual era al mismo tiempo sala común para los viajeros, cuando sentí agriamente agarrada la garganta por un olor a chucrut, que venía a anunciarme de antemano, como las listas puestas a la puerta de ciertos restaurantes, el menú de mi comida. Ahora bien, yo diré del chucrut lo que cierto sibarita decía de las platijas, que si no hubiera sobre la tierra más que el chucrut y yo, el mundo terminaría bien pronto. Comencé, pues, a pasar revista a todo mi repertorio tudesco y a aplicarlo a la carta de una posada de pueblo; la precaución no era inútil, porque apenas me senté a la mesa en la cual dos cocheros, primeros ocupantes, quisieron cederme un extremo, cuando me llevaron un plato hondo, lleno del manjar en cuestión; felizmente, estaba preparado para esta infame burla y rechacé el plato, que humeaba como un Vesubio, con un nicht gut tan francamente pronunciado, que debieron tomarme por un sajón de pura raza. Un alemán cree siempre haber oído mal cuando se le dice que a uno no le gusta el chucrut, y cuando es en su propia lengua en la que se desprecia este manjar nacional, se comprenderá que su asombro -para servirme de una expresión familiar en su idioma- se convierta en montaña. Hubo, pues, un instante de silencio, de estupor, semejante al que hubiera seguido a una abominable blasfemia, y durante la cual me pareció la hostelera ocupada laboriosamente en volver a poner en orden sus revueltas ideas; el resultado de sus reflexiones fue una frase, pronunciada con una voz tan alterada, que sus palabras quedaron perfectamente ininteligibles para mí, pero a la cual la cara que acompañaba a estas palabras prestaba evidentemente este sentido: Pero, Dios mío, Señor, ¿si no os gusta el chucrut, qué es lo que os gusta, pues? Alies dieses ausgenommen, respondí; lo que quiere decir, para los que no están tan fuertes en filología como yo: "todo, menos eso". Parece que la repugnancia había producido en mí el mismo efecto que la indignación en Juvenal, solamente que en lugar de inspirarme el verso me había dado el acento; me di cuenta de ello por la manera sumisa con que se llevó la hostelera el desgraciado chucrut. Quedé, pues, en espera del segundo plato, entreteniéndome para matar el tiempo en hacer bolitas con mi pan y en saborear con gestos de mono una especie de aguapié, que porque tenía un abominable gusto a pedernal y estaba en una botella de largo gollete, tenía la fatuidad de presentarse como vino del Rin. -¿Y bien? -le dije. -¡Y bien! -dijo ella. -¿Esa cena? -¡Ah, sí! -y me volvió a traer el chucrut. Pensé que si no hacía un escarmiento, me perseguiría hasta el día del juicio final. Llamé, pues, a un perro de la raza de los de San Bernardo, que sentado sobre sus patas traseras y con los ojos cerrados, se asaba obstinadamente el hocico y las patas, delante de un hogar como para hacer cocer un buey. Cuando comprendió mis buenas intenciones para con él, dejó la chimenea, vino a mí y en tres lengüetadas se comió el discutido comestible. -Bien por el animal -dije acariciándole cuando hubo terminado; y devolví el plato vacío a la hostelera. -¿Y usted? -me dijo. -Yo comeré otra cosa. -¡Pero si no tengo otra cosa! -respondió. -¿Cómo? -exclamé desde el fondo del estómago-, ¿no tiene usted huevos? -No. -¿Chuletas? -No. -¿Papas? -No. -¿Unas?... Una idea luminosa me vino a la memoria; me acordé que me habían recomendado que no pasara por allí sin comer setas, que son famosas en veinte leguas a la redonda; sólo que, cuando quise aprovecharme de este feliz recuerdo, no hubo más que una dificultad, que no me acordaba ya en alemán del nombre que yo tenía tanta necesidad de pronunciar si no quería irme a acostar en ayunas; me quedé, pues, con la boca abierta en el artículo indefinido. - Unas... unas... ¿Cómo diablo llama usted en alemán unas?... - Unas -repitió maquinalmente la hostelera. -¡Ay! ¡Pardiez!, sí, unas... En este momento mis ojos cayeron maquinalmente sobre mi álbum. Esperad, dije, esperad. Tomé entonces mi lápiz, y en una hermosa hoja blanca dibujé con todo el cuidado de que era capaz, el precioso vegetal que formaba por el momento el objeto de mis deseos; así puedo decir que mi dibujo se aproximaba a la realidad tanto como es permitido a la obra del hombre reproducir la obra de Dios. Durante ese tiempo, la hostelera me seguía con los ojos con una curiosidad inteligente que me parecía del mejor augurio. -¡Ah! ja, ja, ja* -dijo en el momento en que yo daba el último toque al dibujo.¡La buena mujer había comprendido! Tan bien había comprendido, que cinco minutos después volvió a entrar con un paraguas abierto. -Ahí está -dijo. Eché una ojeada sobre mi desgraciado dibujo; la semejanza era perfecta. FIN


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LA PEÑA DEL DRAGÓN - Alejandro Dumas

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LA PEÑA DEL DRAGÓN - Alejandro Dumas
En el Podcast  ALEJANDRO DUMAS  en  Arte y literatura
04:58 min


En el pueblo de Rhungsdof, a orillas del Rin, encontramos numerosas barcas esperando a los viajeros; en unos minutos nos trasladaron a Koenigswinter, una bonita aldea situada en la otra orilla. Nos informamos de la hora a la que pasaba el vapor y nos respondieron que pasaba a las doce. Eso nos daba un margen de casi cinco horas; era más del tiempo necesario para visitar las ruinas del Drachenfelds. Tras unos tres cuartos de hora de ascensión por un bonito sendero que rodea la montaña, llegamos a la primera cima, donde se encuentran un albergue y una pirámide. Desde esta primera plataforma, un bonito sendero curvo y enarenado como el de un jardín inglés, conduce a la cima del Drachenfelds. Se llega en primer lugar a una primera torre cuadrada, a la que se accede bastante difícilmente por una grieta; luego a una torre redonda que, completamente reventada por el tiempo, ofrece un acceso más fácil. Esta torre está situada sobre la peña misma del dragón. El Drachenfelds toma su nombre de una antigua tradición que se remonta a los tiempos de Julián el Apóstata. En una caverna que aún se muestra, a mitad de la ladera, se había retirado un enorme dragón, tan perfectamente puntual en sus comidas que cuando olvidaban llevarle cada día un prisionero o un reo al lugar en el que acostumbraba encontrarlo, bajaba a la llanura y devoraba a la primera persona que encontraba. Por supuesto, el dragón resultaba invulnerable. Era, como ya hemos dicho, en los tiempos en los que Julián el Apóstata vino con sus legiones a acampar a orillas del Rin. Y sucedió que los soldados romanos, que no deseaban ser devorados más que los naturales de la zona, aprovecharon que estaban en guerra con algunos poblados de los alrededores para alimentar al monstruo sin que les costara nada. Entre los prisioneros, había una joven tan bella que se la disputaron dos centuriones, y como ninguno quería cedérsela al otro, estaban a punto de degollarse mutuamente cuando el general, para ponerlos de acuerdo, decidió que la joven sería ofrecida al monstruo. Se admiró mucho el acierto de este juicio, que algunos compararon con el de Salomón, y se dispusieron a gozar del espectáculo. El día fijado, la joven fue conducida, vestida de blanco y coronada de flores, a la cima del Drachenfelds: la ataron a un árbol, como Andrómeda a la roca; pidió que le dejaran las manos libres y no creyeron que debieran negarle tan pequeño favor. El monstruo, como ya hemos dicho, llevaba una vida bastante metódica y almorzaba, como se almuerza aún en Alemania, entre los dos y las dos y media. Por lo que, en el momento en que se le esperaba, salió de su caverna y subió, mitad rampando, mitad volando, hacia el lugar en el que sabía que encontraría su alimento. Aquel día tenía un aspecto más feroz y hambriento que de costumbre. La víspera, por casualidad o por refinamiento de crueldad, le habían servido un viejo prisionero bárbaro, muy duro y que no tenía más que la piel sobre los huesos; de manera que todos se prometían un doble placer por aquel aumento de apetito. El monstruo mismo, al ver a la delicada víctima que le habían ofrecido, rugió de placer, azotó al aire su cola de escamas y se lanzó hacia ella. Pero cuando estaba a punto de alcanzarla, la joven sacó de su pecho un crucifijo y se lo presentó al monstruo. Era cristiana. Al ver al Salvador, el monstruo se quedó petrificado; luego, viendo que no tenía nada que hacer allí, se introdujo silbando en su caverna. Era la primera vez que los habitantes de la zona veían huir al dragón. Por lo que, mientras algunos corrían hacia la joven y la desataban, los demás persiguieron al dragón y, envalentonados por su pavor, introdujeron en la caverna numerosos haces de leña sobre los que derramaron azufre y pez de resina, y luego les prendieron fuego. Durante tres días la montaña lanzó llamaradas como un volcán; durante tres días se oyó al dragón moverse silbando dentro de su antro; finalmente los silbidos cesaron: el monstruo había muerto quemado. Aún hoy se ven las huellas de las llamas y la bóveda de piedra, calcinada por el calor, se deshace en polvo tan pronto como se la toca. Se comprende que semejante milagro ayudó mucho en la propagación de la fe cristiana. Desde finales del siglo IV eran muy numerosos los seguidores de Cristo en las márgenes del Rin.


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EL CONTRABANDISTA A PESAR SUYO - Alejandro Dumas

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EL CONTRABANDISTA A PESAR SUYO - Alejandro Dumas
En el Podcast  ALEJANDRO DUMAS  en  Arte y literatura
04:32 min


Entre todas las capitales de Suiza, Ginebra representa la aristocracia del dinero: es la ciudad del lujo, de las cadenas de oro, de los relojes, de los coches y de los caballos. Sus tres mil obreros surten a Europa entera de joyas. El más elegante de los almacenes de joyería de Ginebra es sin disputa el de Beautte. Estas joyas pagan un derecho por entrar en Francia, pero, mediante una comisión de un cinco por ciento, el señor Beautte se encarga de hacerlas llegar de contrabando. El negocio entre el comprador y el vendedor se hace con esta condición, a la luz del día y públicamente, como si no hubiese aduaneros en el mundo. Es verdad que el señor Beautte posee una maravillosa destreza para desbaratarles los planes; una anécdota entre mil vendrá en apoyo del elogio que nosotros le hacemos. Cuando el señor conde de Saint-Cricq era director general de Aduanas oyó tan a menudo hablar de esta habilidad, gracias a la cual se engañaba la vigilancia de sus agentes, que resolvió asegurarse por sí mismo de si todo lo que se decía era verdad. Fue, en consecuencia, a Ginebra, se presentó en el almacén del señor Beautte y compró joyas por valor de treinta mil francos, con la condición de que les serían entregadas sin derechos de aduanas en su hotel de París. El señor Beautte aceptó la condición como hombre habituado a estas clases de negocios, y únicamente presentó al comprador una especie de contrato privado, por el cual se obligaba a pagar, además de los treinta mil francos de adquisición, el cinco por ciento de costumbre; éste sonrió, tornó una pluma, firmó de Saint-Cricq, director general de las Aduanas Francesas, y entregó el papel a Beautte, quien miró la firma y se contentó con responder inclinando la cabeza: -Señor director de Aduanas, los objetos que usted me ha hecho el honor de comprar llegarán tan pronto como usted a París. El señor de Saint-Cricq, picado en su amor propio, se tomó apenas el tiempo necesario para comer, envió a buscar unos caballos a la posta, y partió una hora después de haber cerrado el trato. Al pasar la frontera, el señor de Saint-Cricq se hizo reconocer por los empleados que se aproximaron a visitar su coche, contó al jefe de Aduanas lo que acababa de sucederle, recomendó la vigilancia más activa en toda la línea y prometió una gratificación de cincuenta luises a aquel de los empleados que consiguiese coger las joyas prohibidas. Ni un aduanero durmió en tres días. Durante este tiempo, el señor de Saint-Cricq llega a París, entra en su hotel, abraza a su mujer y a sus hijos y sube a su habitación para quitarse el traje de viaje. La primera cosa que ve sobre la chimenea es una elegante caja, cuya forma le es desconocida. Se acerca a ella y lee sobre el escudo de plata que la adorna: Señor conde de Saint-Cricq, director general de Aduanas; la abre y encuentra las joyas que ha comprado en Ginebra. Beautte se había entendido con uno de los mozos de la posada, que, al ayudar a los criados del señor de Saint-Cricq a hacer los paquetes de su amo, deslizó entre ellos la caja prohibida. Llegado a París, el ayuda de cámara, viendo la elegancia del estuche y la inscripción particular allí grabada, se había apresurado a depositarlo sobre la chimenea de su amo. El señor director de Aduanas era el primer contrabandista de Francia. FIN


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CUENTOS Y LEYENDAS CELTAS

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CUENTOS Y LEYENDAS CELTAS
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El nacimiento de cuchulainn

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El nacimiento de cuchulainn
En el Podcast  CUENTOS Y LEYENDAS CELTAS  en  Arte y literatura
04:36 min


Cuenta la leyenda que la doncella Dectera, hija de Cathbad, uno de los más destacados nobles de la Corte de Connor Mc Nessa, desapareció un día junto con otras cincuenta jóvenes vírgenes y durante más de dos años no se supo nada de ellas. Ya hacía tiempo que se había dejado de buscarlas, cuando durante una cacería en la que tomaban parte los más prestigiosos Señores del Ulster, vieron posarse sobre una llanura cercana a la capital, Emain Macha, a una bandada de blanquísimos pájaros. Los nobles decidieron cazar a las aves, persiguiéndolas con sus carros y lanzando piedras y lanzas. A través de campos, arroyos y pequeños bosques continuó la persecución. Pronto notaron que eran aves muy extrañas, ya que volaban divididas en nueve grupos, cantando, y cada grupo era guiado por una pareja de aves sujeta entre sí por un delgado yugo de plata. Llegó la noche, y los cazadores estaban cansados y frustrados por el fracaso de la cacería. El rey Connor envió a dos hombres a buscar un refugio. Estos siguieron la ribera del Boyna, hasta llegar a las cercanías de Brug na Boyne, donde descubrieron una humilde choza. Sin embargo, viendo que la noche se estaba cerrando cada vez más, se acercaron a la cabaña, siendo recibidos por un hombre joven, de aspecto gentil y elegante, junto al cual se encontraba una hermosa dama, su esposa. Ambos salieron a recibir a los enviados, invitándolos con deferencia a compartir esa noche con ellos en su morada. La comitiva entera cruzó, un rato después, las puertas de la cabaña, y esta por encantamiento se convirtió de pronto en un hermoso castillo, con salón de banquetes, aposentos y demás. Sin embargo, la mayor sorpresa fué cuando el Rey reconoció en la dama a la bella Dectera, la perdida doncella, y en su esposo a Lugh, el del "Brazo Largo", hijo de Ethlinn, y en las doncellas que los acompañaba, a las cincuenta vírgenes que habían desaparecido. A pesar de la intriga, la velada transcurrió apacible, estaban todos tan cansados que casi ni hablaban. Pero, la aún más insólita revelación llegó en la mañana, cuando todos despertaron y se hallaron yaciendo sobre la hierba, y todo lo visto en la noche había desaparecido mágicamente. En lugar de la cabaña, había un pequeño recinto, donde en su interior había una modesta cuna con un niño muy pequeño. Este era el regalo que Dectera hacía al pueblo del Ulster a través de su rey, Connor Mc Nessa, el cual había sido atraído con el señuelo de los pájaros, hasta el mágico lugar de Brug Na Boyne. El niño fué llevado por los nobles hasta el palacio, y entregado a Finchaum, la hermana de Dectera, quien lo aceptó y bautizó como Setanta, viviendo desde ese momento en las posesiones que el Rey le otorgara a su madre adoptiva. Con el tiempo creció y se convirtió en un apuesto joven, y luego adoptó el nombre de Cuchulainn. También se cuenta que el archidruida Morann, cuando el bebé Cuchulainn llegó al castillo, profetizó lo siguiente: "Sus hazañas le ganarán el aprecio de los hombres y estarán en boca de todos. Reyes, sabios y guerreros cantarán sus alabanzas, pues este niño vengará las injusticias que los afligen, luchará en sus combates y paliará sus necesidades.


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La mujer mas rapida del mundo

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La mujer mas rapida del mundo
En el Podcast  CUENTOS Y LEYENDAS CELTAS  en  Arte y literatura
03:12 min


Crunnchu era el dueño de bastantes tierras fértiles en Irlanda, pero estas tierras dejaron de ser tan productivas cuando la esposa de Crunnchu murió, todas las vacas se morían de dolor porque nadie las iba a ordeñar, la mayoría de trabajadores se habían ido y Crunnchu ya no salía de su casa, sus hijos hacían todo lo que podian pero no se avanzaba porque los terrenos eran muy grandes y la motivación muy poca. Un día llegó a la casa de Crunnchu una mujer desconocida que fue muy buena y que en poco tiempo hizo que todo volviera a la normalidad, ella era la diosa Macha, Macha le dijo a Crunnchu que no dijera nada de ella y que solo la llamese mujer. Después de un tiempo Macha se quedó embarazada, pero justo el día que le tocaba dar a luz se festejaba la reunión de los ulates, que eran los habitantes de Ulster. Macha le dijo a Crunnchu que vaya, en la reunión se realizaban varias competiciones atléticas, pero la más importante era la carrera de caballos en la que participaba el rey Conchobar, él siempre ganaba y esta ocasión no fue la excepción, al final de la carrera Conchobar dijo que sus caballos eran los animales más veloces de la Tierra, pero Crunnchu le dijo que eso no era verdad porque Macha era la más rápida de la Tierra, Conchobar se enojó mucho y le dijo que lo demuestre o sino le iba a matar. Los soldados del rey Conchobar fueron en busca de Macha, pero ella les dijo que no podía correr porque estaba a punto de dar a luz, esto no le importó al rey y le dijo que si no corría Crunnchu iba a morir, Macha corrió y demostró que ella era la más rápida de toda la Tierra, pero al final de la carrera cayó al suelo y dio a luz a dos gemelos, pero Macha les puso una maldición, que todos los años en esa época todos los que oyeron los gritos del parto iban a sentir lo mismo durante cuatro días y cinco noches. Es por eso que los ulates todos los años se ponen débiles cuando se acerca la época de Samain.


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La hija adoptiva del vaquero

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La hija adoptiva del vaquero
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02:25 min


La mujer de Cormac, rey de Ulster, sólo pudo tener una hija. Estó amargó profundamente al rey, quien en su deseo de tener un heredero, rechazó a su esposa y ordenó que se deshicieran de su hija, tirándola a un pozo. Los esclavos encargados de ejecutar la orden del rey miraron a los ojos de la niña y no pudieron hacerlo, así que decidieron dejarla al cuidado de un buen hombre, un vaquero que vivía en el reino de Tara. El hombre la crió con cariño y la enseño , pasaron los años hasta que se convirtió en una hábil doncella, diestra en las artes del bordado. El vaquero observó que la joven Messbuachalla comenzaba a revelar una belleza increíble, y tuvo miedo de que fuera descubierta. Finalmente decidió esconderla, y le construyó una casa de mimbre con una única abertura en el techo, para su protección. A pesar de los esfuerzos del vaquero, alguien del reino de Tara tuvo curiosidad y trepó por las paredes para verla. Así fue como llegó a oidos del rey de Eteskel la existencia de esta doncella quien, pensó, debería ser "la mujer de raza desconocida que le daría un heredero" tal y como lo había profetizado un druida. El rey mandó buscar a la joven al día siguiente, pero esa misma noche Messbuachalla fue visitada por un gran pájaro que entró por el techo y se convirtió en un hombre. La doncella le dio su amor al dios. Él le advirtió que sería tomada por un rey, y antes de marcharse, también le dijo que había sido fecundada y que el hijo de ambos debía llamarse Conary, quien tendría prohibido cazar pájaros. El niño nació y creció en palacio, convirtiéndose en un gran monarca.


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La inquietante leyenda de la calavera

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La inquietante leyenda de la calavera
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06:54 min


Cuentan que hubo una vez un hombre, dueño de una granja en Irlanda, que un día discutió fuertemente con su hijo único. Tras la discusión nunca más volvieron a hablarse, y, al poco tiempo, el joven murió repentinamente. Tal era el odio que el padre aún albergaba en su corazón que no se presentó en el funeral de su propio hijo, ni acudió al cementerio cuando lo enterraron. Pasó el tiempo y el granjero se convirtió en un hombre taciturno y poco sociable. Aún así, cumplía con las obligaciones ciudadanas y cuando murió un vecino fué al entierro. Al término de la ceremonia, el granjero se quedó un rato en el cementerio. Paseando por entre las tumbas, encontró una calavera. Por aquellos tiempos, los sucesos sobrenaturales estaban a la orden del día, y así sucedió que la calavera, con un crujido inquietante, movió las mandíbulas para hablar: -Mañana –le dijo- pasaré la noche en tu casa, con la condición de que vuelvas tú más adelante a hacerme compañía en el cementerio. El granjero, convencido de hallarse ante alguna señal del otro mundo, no dudó en aceptar. Además, decidió buscar un testigo e invitó al cura a visitarle la siguiente tarde. Cuando estaban cenando, se oyeron unos golpes secos en la puerta. Aunque nadie abrió, una calavera apareció de repente encima de la mesa. Ante la estupefacción de los dos comensales, el esqueleto dió buena cuenta de las viandas, y desapareció. A la noche siguiente, el granjero se armó de valor para cumplir con su parte del trato, aunque esta vez no obtuvo compañía. Se introdujo en el cementerio y buscó la calavera entre las tumbas donde la había encontrado la primera vez, sin suerte. Al lado de la iglesia, había una escalera con tres peldaños, junto a un prado. El granjeró los bajó, y se encontró de repente ante una escena surgida de la niebla en la que vió hombres enzarzados en una sangrienta pelea, con palas de madera y guadañas. Al verle, los contendientes se dirigieron a él preguntándole: -¿Acaso buscas una calavera descarnada? Mira a ver en este campo de al lado, buen hombre. Asustado por el tono de voz de ultratumba que proferían aquellos hombres, el granjero pasó corriendo al campo de al lado, para encontrarse en medio de una refriega salvaje entre hombres y mujeres. También entonces detuvieron su pelea, para decirle: -¿Buscas un cráneo blanqueado? Se acaba de ir al campo de aquí al lado. Lleno de miedo, huyó el granjero y llegó ante una casa que parecía haber aparecido por arte de magia. Sin pensarlo dos veces, penetró en su interior. Nada más entrar un fuego ardió en la chimenea, y junto al hogar vió una dama y una criada. La primera, desconsolada y aterida de frío, caminaba de un lado para otro, intentando acercarse al fuego, pero la criada la apartaba a empujones. Al verlo, le miraron con unas vacías cuencas de ojos y le dijeron: -Si buscas la calvera, la encontrarás en la habitación de al lado. Allí corrió a refugiarse el pobre granjero. Por fin, vió sobre el suelo, en un rincón, cubierta de polvo blanco, a la calavera deslucida. Pero no estaba sola, tres figuras se hallaban tras ella, como sombras de raídos ropajes negros, tres mujeres desgreñadas, pálidas y frías. Con una voz que parecía un eco, la calavera orden -¡Mujer!¡Dale de cenar a nuestro invitado! Con una actitud más propia de zombie que de viviente, la mujer se adelantó tambaleándose para poner sobre la mesa un poco de pan negro y una sucia jarra con agua. El hombre, no se atrevió a probar aquello. Entonces la voz de la calavera sonó de nuevo desde el oscuro rincón: -¡Mujer! ¡Da la cena a nuestro invitado! Una seguna mujer arrastró los pies hasta la mesa, en la que colocó aún menos cantidad y peor comida y bebida. La voz de la calavera tronó entonces: -¡Mujer!¡La cena para el invitado! Y un tercer guiñapo humanoide se apresuró hacia la mesa, pero está vez de sus manos surgieron manjares y bebidas apetitosas, y el hombre, por fín, comió y bebió hasta hartarse. Luego descubrió que la calavera se hallaba ante él, sobre la mesa, y una luz parecía brillar en los cuévanos: -Voy a explicarte cuánto has contemplado, hombre, pues tu valor y arrojo lo merecen. Fueron los hombres contendientes en vida vecinos que luchaban entre sí por tierras que tenían unas junto a otras, y movían las estacas, y cambiaban las margenes, y ahora tienen que luchar entre sí por siempre. Los hombres y mujeres enzarzados en cruel pelea fueron parejas casadas en vida que solían enfrentarse en sus casas, y ahora así seguirán por toda la eternidad. La señora que viste aquí al lado, muerta de frío, fue en vida cruel con su criada, y ahora sufre la venganza hasta el Día del Juicio. Y las tres mujeres oscuras, esas eran mis esposas. La primera siempre me trató mál, la segunda peor, y la tercera me cuidó bien, y así he querido que siga siendo. En cuanto a tí, desgraciado, viniste a mí por no asistir al funeral de tu hijo, y sí fuiste sin embargo al de un extraño. Dime, ¿cuánto tiempo crees que ha pasado desde que saliste de tu casa? -En la tarde de ayer salí a buscarte, calavera- respondió titubeante el granjero. -Aquí llevas setencientos años- sentenció la voz del cráneo-. Una oportunidad te queda, vuelve al cementerio, busca la tumba de tu hijo, póstrate ante él, y arrepiéntete, quizá aún puedas obtener el perdón. Volvió el hombre a hacer el camino de vuelta, recorriendo tierras que le parecieron extrañas, hasta llegar al viejo cementerio. Encontró la desvencijada tumba de su hijo, se arrodilló en tierra y pidióle perdón. El suelo se resquebrajó silenciosamente entonces, de las profundidades surgió una mano, sujetó la suya, y como jirones de niebla, ascendieron al cielo los espíritus del padre y del hijo.


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Fergus y el caballo de rio

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Fergus y el caballo de rio
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02:19 min


El gobernador Fergus adoraba explorar los lagos y los ríos de Irlanda. Un día mientras paseaba por el lago Rury, dio con el Muirdris, un caballo de río del que apenas pudo escapar. A causa del terror la cara de Fergus quedó torcida, y teniendo en cuenta que los gobernantes no podían tener ningún defecto, los nobles escondieron todos los espejos del palacio y lo mantuvieron ignorante ante sus apariencias. Un día, Fergus golpeó a una esclava y ella indignada le gritó: "¡Sería mejor que os vengarais del caballo de río que os dejó la cara torcida, antes que cometer actos atroces contra una simple mujer que no os ha hecho nada!" Fergus hizo traer un espejo, se miró y decidió que como él era el gobernador no podía permitir tener esa apariencia sin ningún tipo de venganza. Se puso los zapatos mágicos, tomó su espada y fue al lago Rury. Estuvo escondido bajo las olas durante un día y una noche, pero los ultonianos (que así se llamaba a los habitantes de las tierras que Fergus gobernaba) se preocuparon mucho al ver el lago hervir y enrojecer con la sangre, ya que pensaron que pertenecía a su tan querido gobernador, pero... estaban en un error. Al mucho rato Fergus surgió de la aguas con la cabeza de Muirdris en sus manos. ¡Había desaparecido el defecto! En su cara cada trazo simétrico estaba en su lugar y todos los que le vieron con el semblante marcado ven ahora la compostura serena de un rey. Sonrió; llevó su trofeo a la orilla, y dijo: ¡He sobrevivido!... y se ahogó. Así fue la muerte de Fergus. Pero a todos los ultonianos les quedó la imagen de un gobernador valeroso que supo comportarse y morir como un buen rey.


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Connla y el Hada

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Connla y el Hada
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05:18 min


ANÓNIMO CELTA Connla, el de la Cabellera Roja, era hijo de Conn, el de las Cien Batallas. Un día, mientras se hallaba junto a su padre en lo alto del cerro de Usna, vio venir hacia él una doncella vestida con extrañas ropas. -¿De dónde vienes, doncella? -dijo Connla. -Vengo de las Llanuras de los inmortales -dijo- donde no hay muerte ni pecado. Allí siempre es fiesta y en nuestro gozo no necesitamos la ayuda de nadie. En nuestro placer no hay ningún conflicto. Y como tenemos nuestras casas en las redondas colinas verdes, los hombres nos llaman el Pueblo de la Colina. El rey y todos los que estaban con él se maravillaron de oír una voz donde no veían a nadie. Pues, salvo Connla, ninguno de ellos vio al Hada. -¿Con quién estás hablando, hijo mío? -dijo el rey Conn. Entonces la doncella respondió: -Connla habla con una joven y hermosa doncella, a quien no le espera la muerte ni la vejez. Amo a Connla y ahora quiero llevármelo conmigo a la Llanura del Placer, Moy Mell, donde Boadag reina para siempre jamás y donde no ha habido queja ni pena desde que él ocupa el trono. ¡Oh, ven conmigo, Connla, el de la Cabellera Roja, rosado como la aurora y de piel leonada! Una corona de hada te aguarda para adornar tu hermoso rostro y tu regia figura. Ven, y ni tu hermosura ni tu juventud se marchitarán hasta el pavoroso día del juicio. El rey, atemorizado por las palabras de la doncella, a la que oyó aunque no pudo verla, llamó con voz fuerte a su druida, de nombre Coran. -¡Oh Coran, el de los muchos hechizos y la magia astuta! -dijo- necesito tu ayuda. Sobre mí ha recaído una tarea demasiado grande para mí habilidad y mi ingenio, mayor que todas las que me han sido impuestas desde que me apoderé del trono. Ha venido a nosotros una doncella invisible y con su poder quiere arrebatarme a mi querido y hermoso hijo. Si no me ayudas, será arrebatado a tu rey con estratagemas y brujerías de mujer. Entonces Coran, el druida, se adelantó y recitó sus conjuros hacia el lugar donde se oyó la voz de la doncella. Y nadie volvió a oír su voz, ni Connla pudo verla ya más. Pero, mientras desaparecía ante el poderoso conjuro del druida, lanzó una manzana a Connla. Durante todo un mes, a partir de aquel día, Connla no comió ni bebió nada, salvo de aquella manzana. Pero la parte que comía de ella volvía a crecer, y la manzana siempre estaba entera. Y durante todo ese tiempo creció dentro de él un intenso anhelo y una fuerte añoranza por la doncella que había visto. Pero cuando llegó el último día del mes de espera, Connla se hallaba al lado de su padre, el rey, en la Llanura de Arcomin, y de nuevo vio a La doncella venir hacia él, y otra vez ésta le habló. -Un lugar glorioso, en verdad, ocupa Connla entre los mortales efímeros que esperan el día de la muerte. Pero ahora el pueblo de la vida, aquéllos que viven para siempre, te ruegan y te invitan a que vengas a Moy Mell, la Llanura del Placer, pues han aprendido a conocerte viéndote en tu casa entre tus seres queridos. Cuando Conn, el rey, oyó la voz de la doncella, llamó a voces a sus hombres y dijo: -Hagan que venga a toda prisa mi druida Coran, pues veo que hoy ella tiene de nuevo el poder de hablar. Entonces la doncella dijo: -Oh, poderoso Conn, luchador de cien batallas, el poder del druida es poco apreciado; se lo tiene en poca honra en la tierra poderosa poblada por tantos de los justos. Cuando llegue la Ley, abolirá los conjuros mágicos del druida que vienen de los labios del falso demonio negro. El rey Conn observó que, desde la llegada de la doncella, su hijo Connla no contestaba a nadie que le dirigiera la palabra. Por eso Conn, el de las cien batallas, le dijo: -¿Qué piensas de lo que dice esta mujer, hijo mío? -Es muy duro para mí -respondió Connla-. Amo a mi pueblo por encima de todo; y, sin embargo, se apodera de mí un gran anhelo por la doncella. Cuando la doncella oyó estas palabras, respondió y dijo: -El océano no es tan fuerte como las olas de tu anhelo. Ven conmigo en mi curragh, mi resplandeciente canoa de cristal que se desliza en línea recta. Podemos llegar pronto al reino de Boadag. Ya veo hundirse al sol radiante, pero aunque esté tan lejos, podemos llegar allí antes de que oscurezca. Hay allí, también, otro país digno de tu viaje, una tierra alegre para todos los que la buscan. Sólo esposas y doncellas viven en ella. Si tú quieres, podemos buscarla y vivir allí juntos los dos solos alegremente.Cuando la doncella cesó de hablar, Connla, el de la Cabellera Roja, se alejó corriendo de ellos y saltó al curragh, la resplandeciente canoa de cristal que se desliza en línea recta. Y entonces todos ellos, el rey y la corte, la vieron deslizarse lejos por encima del mar brillante en dirección al sol poniente. Lejos y más lejos, hasta que el ojo no pudo verlos más, y Connla y el Hada siguieron su camino por el mar, y nunca mas fueron vistos ni nadie supo nunca dónde fueron. FIN


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Maón y su secreto

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Maón y su secreto
En el Podcast  CUENTOS Y LEYENDAS CELTAS  en  Arte y literatura
02:05 min


CUENTO CELTA. ( Irlanda ) Maón, reinaba en Irlanda en la provincia de Leinster, y acostrumbraba cortarse el pelo una vez al año. El hombre encargado de este trabajo, era elegido por sorteo entre la gente del pueblo, e inmediatamente después, era asesinado. La razón de ello era que Maón tenía las orejas tan grandes como las de un caballo, y no quería que nadie se enterara.En una ocasión, la persona elegida para la tarea, fue un hombre solo, único hijo de una pobre viuda. Por sus lágrimas y ruegos el rey aceptó no matarlo, con la condición de que jurara que jamás revelaría su secreto. Así pudo el joven regresar con su madre, pero el secreto empezó a obsesionar su mente, enfermó de tal forma que estuvo a punto de morir y debieron llamar un druida para que lo atendiera. El dijo: “Es el secreto lo que lo está matando y no se restablecerá hasta que se lo cuente a alguien. Que busque un lugar donde se encuentren cuatro caminos, que gire a la derecha, y que le diga el secreto al primer árbol que encuentre, para poder recuperarse.”El joven siguió las indicaciones del sabio al pie de la letra y dio con un sauce. Sobre la corteza apoyó los labios, susurró el secreto, y volvió a su casa liberado. Ocurrió, poco después, que al arpista Craftiny se le rompió su arpa y, necesitando una nueva, fue a buscar un árbol adecuado para construirla, siendo elegido el mismo sauce. Craftiny lo cortó, hizo el arpa con su madera, y esa noche tocó ante los invitados del rey. Cuando posó sus dedos sobre las cuerdas, los invitados oyeron: “Dos orejas de caballo tiene el rey Maón.”El rey, viendo que su secreto había quedado al descubierto, se quitó la capucha y se mostró tal cual era. Así fue como nunca más murió ningun hombre por culpa de ese misterio.


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CUENTOS DE LA ALHAMBRA - Washington Irving

12 Audios encontrados en Podcast: CUENTOS DE LA ALHAMBRA - Washington Irving
CUENTOS DE LA ALHAMBRA - Washington Irving

Canal: CASTI
Por: Casti
Ranking: 3237 - Ver evolución

Descripción del podcast de CUENTOS DE LA ALHAMBRA - Washington IrvingTras su llegada a España Washington Irving inicia un recorrido por tierras andaluzas. Durante su visita a Granada queda extasiado por la majestuosidad de la Alhambra en cuyas habitaciones tiene la fo rtuna de alojarse. Allí conoce a varios personajes que le acompañarán durante su estancia en tierras granadinas. De las conversaciones con éstos y de las historias que escucha a su fiel criado y guía Mateo Jiménez transcribirá leyendas y tradiciones transmitidas de padres a hijos durante generaciones. De esta forma con sus Cuentos de la Alhambra Washington Irving escribió una rica y detallada crónica de la España de la primera mitad del siglo XIX y sobre todo supo transmitir la magia y el misterio de toda una época.



12 - habitantes de la alhambra

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12 - habitantes de la alhambra
08:02 min


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Canal: CASTI 

11 - la alhambra a la luz de la luna

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11 - la alhambra a la luz de la luna

04:08 min


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Canal: CASTI

10 - la habitaciÓn del autor

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10 - la habitaciÓn del autor

10:33 min


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Canal: CASTI


06:46 min


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08 - la familia de la casa

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08 - la familia de la casa

10:32 min


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07 - consideraciones sobre la dominación musulmana

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07 - consideraciones sobre la dominaciÓn musulmana
08:19 min


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06 - la torre de comares

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06 - la torre de comares
10:53 min


El lector tiene ya un croquis del interior de la Alhambra, pero acaso deseará que le demos una idea general de sus contornos.Una mañana serena y apacible, cuando el sol no calentaba aún con la fuerza que hubiera podido hacer desaparecer la frescurade la noche, decidimos subir a lo alto de la Torre de Comares, para desde allí contemplara vista de pájaro el panorama de Granada y sus alrededores..... 

Canal: CASTI


05 - interior de la alhambra

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05 - interior de la alhambra
16:58 min


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Canal: CASTI


04 - gobierno de la alhambra

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04 - gobierno de la alhambra
05:17 min


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03 - el viaje

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03 - el viaje
34:53 min


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02 - prologo

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02 - prologo
04:09 min


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01 - indice

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01 - indice
02:18 min


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HERMANN HESSE

4 Audios encontrados en Podcast: HERMANN HESSE
HERMANN HESSE

Canal: CASTI
Por: Casti
Ranking: 7238 - Ver evolución

Descripción del podcast de HERMANN HESSEHermann Karl Hesse nació en Calw, localidad ubicada en Baden-Wurtemberg, donde transcurrieron los tres primeros años de su vida (hasta 1880) y tres años de colegio (1886 a 1889). Descendiente de mi sioneros cristianos, la familia tuvo desde 1873 una editorial de textos misioneros dirigida por el abuelo materno de Hesse, Hermann Gundert. Fue hijo de Marie Gundert nacida en Basilea, (Suiza), en 1842 y de Johannes Hesse, nacido en 1847, hijo de un médico originario de Estonia. Tuvo cinco hermanos de los que dos murieron prematuramente.


Durante sus primeros años, su mundo estuvo impregnado por el espíritu del pietismo suabo. En 1881, la familia se instala en Basilea, volviendo a los cinco años a Calw. Terminados sus estudios latinos con éxito en Göppingen, Hesse ingresa en 1891 en el seminario evangélico de Maulbronn, del que se escapó en marzo de 1892 a causa de la rigidez educativa que le impedía, entre otras cosas, estudiar poesía –seré poeta o nada-, dice en su autobiografía. En Bajo las ruedas hará una descripción del sistema educativo.



Continuos y violentos conflictos con sus padres lo llevan a una odisea a través de diferentes instituciones y escuelas. Entra en una fase depresiva e insinúa, en carta de marzo de 1892, ideas suicidas: quisiera partir como el sol en el ocaso, y en mayo, hace una tentativa de suicidio, por lo que lo ingresan en el manicomio de Stetten im Remstal, y más tarde en una institución para niños en Basilea. En 1892 entró en el instituto de Bad Cannstatt, en Stuttgart y en 1893, a pesar de obtener el diploma de ingreso de primer año dejó los estudios.




LA FABULA DE LOS CIEGOS - Hermann Hesse

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LA FABULA DE LOS CIEGOS - Hermann Hesse
En el Podcast  HERMANN HESSE  en  Arte y literatura
03:14 min


Durante los primeros años del hospital de ciegos, como se sabe, todos los internos detentaban los mismos derechos y sus pequeñas cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación. Con el sentido del tacto sabían distinguir las monedas de cobre y las de plata, y nunca se dio el caso de que ninguno de ellos confundiese el vino de Mosela con el de Borgoña. Tenían el olfato mucho más sensible que el de sus vecinos videntes. Acerca de los cuatro sentidos consiguieron establecer brillantes razonamientos, es decir que sabían de ellos cuanto hay que saber, y de esta manera vivían tranquilos y felices en la medida en que tal cosa sea posible para unos ciegos. Por desgracia sucedió entonces que uno de sus maestros manifestó la pretensión de saber algo concreto acerca del sentido de la vista. Pronunció discursos, agitó cuanto pudo, ganó seguidores y por último consiguió hacerse nombrar principal del gremio de los ciegos. Sentaba cátedra sobre el mundo de los colores, y desde entonces todo empezó a salir mal. Este primer dictador de los ciegos empezó por crear un círculo restringido de consejeros, mediante lo cual se adueñó de todas las limosnas. A partir de entonces nadie pudo oponérsele, y sentenció que la indumentaria de todos los ciegos era blanca. Ellos lo creyeron y hablaban mucho de sus hermosas ropas blancas, aunque ninguno de ellos las llevaba de tal color. De modo que el mundo se burlaba de ellos, por lo que se quejaron al dictador. Éste los recibió de muy mal talante, los trató de innovadores, de libertinos y de rebeldes que adoptaban las necias opiniones de las gentes que tenían vista. Eran rebeldes porque, caso inaudito, se atrevían a dudar de la infalibilidad de su jefe. Esta cuestión suscitó la aparición de dos partidos. Para sosegar los ánimos, el sumo príncipe de los ciegos lanzó un nuevo edicto, que declaraba que la vestimenta de los ciegos era roja. Pero esto tampoco resultó cierto; ningún ciego llevaba prendas de color rojo. Las mofas arreciaron y la comunidad de los ciegos estaba cada vez más quejosa. El jefe montó en cólera, y los demás también. La batalla duró largo tiempo y no hubo paz hasta que los ciegos tomaron la decisión de suspender provisionalmente todo juicio acerca de los colores. Un sordo que leyó este cuento admitió que el error de los ciegos había consistido en atreverse a opinar sobre colores. Por su parte, sin embargo, siguió firmemente convencido de que los sordos eran las únicas personas autorizadas a opinar en materia de música.


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LEYENDA CHINA - Hermann Hesse

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LEYENDA CHINA - Hermann Hesse
En el Podcast  HERMANN HESSE  en  Arte y literatura
02:33 min


Leyenda china [Cuento. Texto completo 1959] Hermann Hesse Esto se cuenta acerca de Meng Hsie. Cuando supo que últimamente los artistas jóvenes se ejercitaban en colocarse cabeza abajo, decían que para ensayar una nueva visión, inmediatamente Meng Hsie practicó también este ejercicio. Y después de probarlo un rato declaró a sus discípulos: -Cuando me coloco cabeza abajo se me presenta el mundo bajo un aspecto nuevo y más hermoso. Esto se comentó, y los jóvenes artistas se ufanaban no poco de que el anciano maestro hubiese respaldado así sus experimentos. Se sabía que apenas hablaba, y que enseñaba a sus discípulos no mediante doctrinas sino con su simple presencia y su ejemplo. Por eso sus manifestaciones llamaban mucho la atención y se difundían por todas partes. Poco después de que aquellas palabras suyas hubiesen hecho las delicias de los innovadores y sorprendido e incluso indignado a muchos de los antiguos, se supo que había hablado otra vez. Contaban que había dicho: -Es bueno que el hombre tenga dos piernas, porque ponerse cabeza abajo no favorece la salud. Además, cuando se incorpora el que estuvo cabeza abajo el mundo se le representa doblemente más hermoso que antes. Estas palabras del maestro escandalizaron a los jóvenes antipodistas, que se sintieron traicionados o burlados, y también a los mandarines. -Tal día dice Meng Hsie tal cosa, y al día siguiente dice lo contrario -comentaban los mandarines-. Es imposible que ambas sean verdaderas. ¿Quién hace caso del anciano cuando le flaquea el entendimiento? Algunos fueron a contarle al maestro lo que decían de él tanto los innovadores como los mandarines. Él se limitó a reír. Y como sus seguidores le demandaran una explicación, dijo: -La realidad existe, pequeños míos, y ésa es incontrovertible. Verdades, en cambio, es decir, opiniones acerca de la realidad expresadas mediante palabras, hay muchas, y todas ellas son tan verdaderas como falsas. Y por mucho que insistieron, los discípulos no consiguieron sacarle una palabra más.


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LA EJECUCIÓN - Hermann Hesse

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LA EJECUCIÓN - Hermann Hesse
En el Podcast  HERMANN HESSE  en  Arte y literatura
02:37 min


La ejecución [Cuento. Texto completo 1908] Hermann Hesse En su peregrinación, el maestro y algunos de sus discípulos bajaron de la montaña al llano y se encaminaron hacia las murallas de la gran ciudad. Ante la puerta se había congregado una gran muchedumbre. Cuando se hallaron más cerca vieron un cadalso levantado y los verdugos ocupados en llevar a rastras hacia el tajo a un individuo ya muy debilitado por el calabozo y los tormentos. La plebe se agolpaba alrededor del espectáculo. Hacían mofa del reo y le escupían, movían bulla y esperaban con impaciencia la decapitación. -¿Quién será y qué delitos habrá perpetrado -se preguntaban unos a otros los discípulos- para que la multitud desee su muerte con tanto afán? Aquí no se ve a nadie que manifieste compasión ni que llore. -Supongo que será un hereje -dijo el maestro con tristeza. Siguieron acercándose, y cuando se vieron confundidos con el gentío los discípulos preguntaron a izquierda y derecha quién era y qué crímenes había cometido el que en aquellos momentos se arrodillaba frente al tajo. -Es un hereje -decía la gente muy indignada-. ¡Hola! ¡Ahora inclina su cabeza condenada! ¡Acabemos de una vez! En verdad ese perro quiso enseñarnos que la ciudad del Paraíso tiene sólo dos puertas, ¡cuando a todos nosotros nos consta perfectamente que las puertas son doce! Asombrados, los discípulos se reunieron alrededor del maestro y le preguntaron: -¿Cómo lo adivinaste, maestro? Él sonrió y, mientras echaba de nuevo a andar, dijo en voz baja: -No ha sido difícil. Si fuese un asesino, o un bandolero o cualquier otra especie de criminal, habríamos visto entre las gentes del pueblo pena y compasión. Muchos llorarían y algunos hasta pondrían el grito en el cielo proclamando su inocencia. Al que tiene una creencia diferente, en cambio, se le puede sacrificar y echar su cadáver a los perros sin que el pueblo se inmute.


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PARABOLA CHINA - Hermann Hesse

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PARABOLA CHINA - Hermann Hesse
En el Podcast  HERMANN HESSE  en  Arte y literatura
01:56 min


Parábola china [Cuento. Texto completo] Hermann Hesse Un anciano llamado Chunglang, que quiere decir «Maese La Roca», tenía una pequeña propiedad en la montaña. Sucedió cierto día que se le escapó uno de sus caballos y los vecinos se acercaron a manifestarle su condolencia. Sin embargo el anciano replicó: ¡Quién sabe si eso ha sido una desgracia! Y hete aquí que varios días después el caballo regresó, y traía consigo toda una manada de caballos cimarrones. De nuevo se presentaron los vecinos y lo felicitaron por su buena suerte. Pero el viejo de la montaña les dijo: -¡Quién sabe si eso ha sido un suceso afortunado! Como tenían tantos caballos, el hijo del anciano se aficionó a montarlos, pero un día se cayó y se rompió una pierna. Otra vez los vecinos fueron a darle el pésame, y nuevamente les replicó el viejo: -¡Quién sabe si eso ha sido una desgracia! Al año siguiente se presentaron en la montaña los comisionados de «los Varas Largas». Reclutaban jóvenes fuertes para mensajeros del emperador y para llevar su litera. Al hijo del anciano, que todavía estaba impedido de la pierna, no se lo llevaron. Chunglang sonreía. FIN


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DANIEL DEFOE - Relatos cortos

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DANIEL DEFOE - Relatos cortos

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Descripción del podcast de DANIEL DEFOE - Relatos cortos(Londres, 1660-Moorfields, actual Reino Unido, 1731) Escritor inglés. Abandonó la carrera eclesiástica para dedicarse al comercio, primero en una empresa textil, hasta 1692, y luego en otra de ladr illos, actividades que propiciaron frecuentes viajes por Europa. En 1695 entró a formar parte del gobierno, y en 1701 obtuvo cierto éxito con El verdadero inglés, novela en la que atacaba los prejuicios nacionales en defensa de su admirado rey Guillermo III, de origen holandés.

Al año siguiente publicó el libelo El medio más eficaz para con los disidentes, siendo acusado de blasfemo, multado y condenado a una pena que finalmente no cumplió, aunque, al parecer, a cambio debió de trabajar para el gobierno como agente secreto bajo la protección de Robert Harley. Tras fracasar en sus negocios, trabajó como periodista para el progubernamental The Review.


En 1719 publicó su primera obra de ficción, Vida y extraordinarias y portentosas aventuras de Robinsón Crusoe de York, obra con la que obtuvo una gran popularidad, basada en parte en la historia real del marino Alexander Selkirk, abandonado en la isla de Más a Tierra (hoy Juan Fernández), en el Pacífico.


En 1722 publicó Fortunas y adversidades de la famosa Moll Flanders, considerada la primera gran novela social de la literatura inglesa, centrada en la vida de una prostituta. Ese mismo año aparecieron El coronel Jack y Diario del año de la peste, prototipo del reportaje periodístico; durante mucho tiempo se creyó que no se trataba de una novela, sino de un verdadero diario. En 1727 publicó El perfecto comerciante inglés, y poco antes de morir un «manual» para evitar robos callejeros.






EL ESPECTRO Y EL ASALTANTE DE CAMINOS - Daniel Defoe

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EL ESPECTRO Y EL ASALTANTE DE CAMINOS - Daniel Defoe
04:00 min


Cuenta la historia que Hind, aquel afamado asaltante y proscripto, el de más renombre desde Robin Hood, encontróse frente a frente con un espectro camino a Stangate-Hole, donde solía robar y era famoso por sus múltiples atracos. El fantasma vestía un traje de ganadero local. Y dado que el diablo, como puede suponerse, conocía muy bien las guaridas de Hond, vino a la posada, tomó un cuarto, puso a resguardo su caballo y ordenó al posadero que le llevara la maleta a su habitación, puesto que le resultaba muy pesada. Cuado estuvo en el cuarto abrió el equipaje, tomó el dinero, que se hallaba distribuido en pequeños paquetes, colocó todo en dos o más bolsas que tendrían igual peso a cada lado del caballo, haciémdolas tan evidentes como le fue posible. Usualmente, las casas que dan hospedaje a los bandidos están llenas de espías que les informan de todo lo que pasa. Hind recibió noticias del dinero, vio al hombre, al caballo -al cual sabía que volvería a ver- y averiguó qué camino tomaría; lo encontró en Stangate-Hole, justo en el valle ubicado entre las dos colinas, y le dio la voz de alto para de inmediato pedirle la bolsa. El ganadero fingió sorprenderse, mostró pánico, se puso a temblar atemorizado y miserablemente dijo: -¡Soy un pobre hombre! ¡No tengo dinero! (El diablo demostró allí que si se presentaba la ocasión hasta podía llegar a decir la verdad). -¡Ah, perro! -dijo el ladrón-. ¿No tienes dinero? Vamos, aparta tu capa y dame esas dos bolsas que están a cada lado de la silla. ¿Dices que no tienes dinero y no puedes poner tus bolsas de un solo lado porque son demasiado pesadas? ¡Basta de protestas, o aquí mismo te despedazo! El pobre diablo gemía y lloriqueaba diciéndole que debía estar equivocado; que lo habría tomado por otro, porque él no tenía dinero. -¡Vamos, vamos! -dijo Hind-. ¡Ven conmigo! -tomó el caballo de las riendas y lo sacó fuera del camino, introduciéndolo en el espeso bosque del lugar, porque el asunto que trataban exigía demasiado tiempo como para quedarse a la vista. Una vez allí Hind ordenó: - ¡Vamos, señor ganadero! ¡Desmonta y dame ya las bolsas! -Hizo bajar al pobre hombre, cortó las riendas, la cincha, y abrió la alforja. Allí estaban las dos bolsas. -Aquí están, pesadas como siempre -dijo, arrojándolas al suelo. En seguida las cortó para abrirlas: en una encontró una cuerda y en la otra una pieza de latón con la forma exacta de una horca. El ganadero, detrás de él, exclamó: -¡He aquí tu destino, Hind! ¡Ten cuidado! Si Hind se sorprendió por lo que halló en las bolsas, más lo hizo al oír que el ganadero lo llamaba por su nombre, y como creyó que lo habría reconocido se volvió para matarlo. Pero cuando al volverse no vio nada más que un pobre caballo, cayó muerto de horror. Yo insinúo que a esa altura el único dinero que había allí era una moneda llamada en Escocia de catorce peniques y en Inglaterra de trece y medio. De donde cabe suponer que desde entonces y hasta ahora se dice que trece peniques y medio es el salario del verdugo.


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EL FANTASMA PROVECHOSO - Daniel Defoe

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EL FANTASMA PROVECHOSO - Daniel Defoe
06:02 min


El Fantasma Provechoso Daniel Defoe Un caballero rural tenía una vieja casa que era todo lo que quedaba de un antiguo monasterio o convento derruido, y resolvió demolerla aunque pensaba que era demasiado el gusto que esa tarea implicaría. Entonces pensó en una estratagema, que consistía en difundir el rumor de que la casa estaba encantada, e hizo esto con tal habilidad que empezó a ser creído por todos. Con ese objeto se confeccionó un largo traje blanco y con él puesto se propuso pasar velozmente por el patio inferno de la casa justo en el momento en que hubiera citado a otras personas, para que estuvieran en la ventana y pudiesen verlo. Ellos difundirían después la noticia de que en la casa había un fantasma. Con este propósito, el amo y la esposa y toda la familia fueron llamados a la ventana donde, aunque estaba tan oscuro que no podia decirse con certeza qué era, sin embargo se podia distinguir claramente la blanca vestidura que cruzaba el patio y entraba por una puerta del viejo edificio.Tan pronto como estuvieron adentro, percibieron en la casa una llamarada que el caballero había planeado hacer con azufre y otros materiales, con el propósito de que dejara un tufo de sulfuro y no sólo el olor de la pólvora. Como lo esperaba, la estratagema dio resultado. Alguna gente fantasiosa, teniendo noticia de lo que pasaba y deseando ver la aparición, tuvo la ocasión de hacerlo y la vio en la forma en que usualmente se mostraba. Sus frecuentes caminatas se hicieron cosa corriente en una parte de la morada donde el espíritu tenía oportunidad de deslizarse por la puerta hacia otro patio y después hacia la parte habitada. Inmediatamente se empezó a decir que en la casa había dinero escondido, y el caballero esparció la noticia de que él comenzaría a excavar, seguro de que la gente se pondría muy ansiosa de que así se hiciera. En cambio, no hacía nada al respecto. Se seguía viendo la aparición ir y venir, caminar de un lado para otro, casi todas las noches, y siempre desvaneciéndose con una llamarada, como ya dije, lo cual era realmente extraordinario. Al fin, alguna gente de la villa vecina, viendo que el caballero daba a la larga o descuidaba el asunto, comenzó a preguntarse si el buen hombre les permitiría excavar, porque sin duda había a11í dinero escondido. Pues, si él consentía en que ellos to cogieran si lo encontraban, excavarían y lo encontrarían aunque tuvieran que excavar toda la casa y tirarla abajo. El caballero replicó que no era justo que excavaran y tiraran la casa abajo, y que por eso obtuvieran todo lo que encontraran. ¡Eso era muy duro de tragar! Pero que él autorizaba esto: que ellos acarrearían todos los escombros y los materiales que excavaran y aparecían los ladrillos y las maderas en el terreno vecino a la casa, y que a él le correspondería la mitad de lo que encontraran. Ellos consintieron y comenzaron a trabajar. El espíritu o aparición que rondaba al principio pareció abandonar el lugar, y lo primero que demolieron fue los caños de las chimeneas, lo que significó un gran trabajo. Pero el caballero, deseoso de alentarlos, escondió secretamente veintisiete piezas de oro antiguo en un agujero de la chimenea que no tenía entrada más que por un lado, y que después tapió. Cuando llegaron hasta el dinero, los ilusos se engañaron totalmente y se maravillaron sin querer razonar. Por casualidad el caballero estaba cerca, pero no exactamente en el lugar, cuando se produjo el hallazgo, cuando lo Ilamaron. Muy generosamente les dio todo, pero con la condición que no esperaron lo mismo de lo que después encontraran. En una palabra, este mordisco en su ambición hizo trabajar a los campesinos como burros y meterse más en el engaño. Pero lo que más los alentó fue que en realidad encontraron varias cosas de valor al excavar en la casa, las que tal vez habían estado escondidas desde el tiempo en que se había construido el edificio, por ser una casa religiosa. Algún otro dinero fue encontrado también, de modo que la continua expectación y esperanza de encontrar más de tal manera animó a los campesinos, que muy pronto tiraron la casa abajo. Sí, puede decirse que la demolieron hasta sus mismas raíces, porque excavaron los cimientos, que era lo que deseaba el caballero, y que hubiérale llevado mucho dinero hacer. No dejaron en la casa ni la cueva para un ratón. Pero, de acuerdo con el trato, llevaron los materiales y apilaron la madera y los ladrillos en un terreno adyacente como el caballero lo había ordenado, y de manera muy pulcra. Estaban tan persuadidos -a raíz de la aparición que caminaba por la casa- de que había dinero escondido ahí, que nada podía detener la ansiedad de los campesinos por trabajar, como si las almas de las monjas y frailes, o quien quiera que fuera que hubiera escondido algún tesoro en el lugar, suponiendo que estuviera escondido, no pudiera descansar, según se dice de otros casos, o pudiera haber algún modo de encontrarlo después de tantos años, casi doscientos


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EL DIABLO Y EL RELOJERO - Daniel Defoe

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EL DIABLO Y EL RELOJERO - Daniel Defoe
04:57 min


Daniel Defoe, escrito en 1727. Vivia en la parroquia de San Bennet Funk, cerca del Mercado Real, una honesta y pobre viuda quien, después de morir su marido, tomó huéspedes en su casa. Es decir, dejó libres algunas de sus habitaciones para aliviar su renta. Entre otros, cedió su buhardilla a un artesano que hacía engranajes para relojes y que trabajaba para aquellos comerciantes que vendían dichos instrumentos, según es costumbre en esta actividad.....................................................


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EL ARTE DE LA NO VIOLENCIA - Mahatma Gandhi

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EL ARTE DE LA NO VIOLENCIA - Mahatma Gandhi

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EL ARTE DE LA NO VIOLENCIA - Mahatma Gandhi

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EL ARTE DE LA NO VIOLENCIA - Mahatma Gandhi
20:13 min


Gandhi, Mohandas Karamchand (Porbandar, 1869-Nueva Delhi, 1948). Líder político-religioso hindú llamado el «Mahatma» (el alma grande). Nació en el seno de una familia perteneciente a la casta vaisya, casta comerciante baniana, pero que desde hacía dos generaciones había ocupado cargos políticos importantes en Kathiawar. Gandhi estudió leyes en Londres (1888-1891). Posteriormente ejerció la abogacía en India y en Sudáfrica (1891-1893), país donde comenzó su famoso movimiento de resistencia pasiva contra los abusos del gobierno colonial inglés. Organizó un cuerpo de ambulancias en la guerra anglo-bóer (1899-1902). El 18 de diciembre de 1913 se firmó el Pacto Smuts-Gandhi entre el jefe del gobierno de Sudáfrica Smuts y el propio Gandhi, que abolía las injusticias más escandalosas. En India, en 1917, Gandhi llevó a cabo su primera campaña en favor de los productores de índigo del distrito de Champaran, en el norte de Bihar. En 1920 asumió la dirección del Partido Nacionalista y obtuvo de su congreso la adopción de un programa de no cooperación y boicot de las instituciones coloniales y de los productos europeos. A este programa se sumó un llamamiento en favor del hilado y del tejido a mano. La no violencia, cierta hostilidad hacia la industria y una concepción naturista de la forma de vida son los rasgos más característicos del «gandhinismo». Condenado a seis años de prisión (1922), fue indultado (1924) y nombrado presidente del Congreso Nacional indio (1924-1934, 1940-1941). En 1929, después de un año de retiro y de meditación, reanudó su campaña de desobediencia civil, fue apresado cinco veces más e indultado otras tantas. En 1931 participó en la conferencia de Londres, donde reclamó la independencia de la India. Llegó a ser objeto de la veneración de su pueblo. Amenazando con ayunar hasta la muerte, logró el triunfo de sus reformas e ideas humanitarias. Fue asesinado por un miembro del Rashtriya Svayamsevak Sangh, movimiento


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DECLARACION DE INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS

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DECLARACION DE INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS

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Declaración de independencia de los Estados Unidos de América

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Declaración de independencia de los Estados Unidos de América
10:12 min


Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación. Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar su anterior sistema de gobierno La historia del actual Rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidos agravios y usurpaciones, encaminados todos directamente hacia el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los hechos al juicio de un mundo imparcial. (Aquí los colonos exponen Unos 25 agravios concretos de que acusan al monarca británico. Entre otras cosas... se ha negado a dar su asentimiento a las leyes necesarias para el bien público; [nos ha impuesto] "contribuciones sin nuestro consentimiento", etc.) En cada etapa de estas opresiones, hemos pedido justicia en los términos más humildes: a nuestras repetidas peticiones se ha contestado solamente con repetidos agravios. Un Príncipe, cuyo carácter está así señalado con cada uno de los actos que pueden definir a un tirano, no es digno de ser el gobernante de un pueblo libre. Tampoco hemos dejado de dirigirnos a nuestros hermanos británicos. Los hemos prevenido de tiempo en tiempo de las tentativas de su poder legislativo para englobarnos en una jurisdicción injustificable. Les hemos recordado las circunstancias d e nuestra emigración y radicación aquí. Hemos apelado a su innato sentido de justicia y magnanimidad, y los hemos conjurado, por los vínculos de nuestro parentesco, a repudiar esas usurpaciones, las cuales interrumpirían inevitablemente nuestras relaciones y correspondencia. También ellos han sido sordos a la voz de la justicia y de la consanguinidad. Debemos, pues, convenir en la necesidad, que establece nuestra separación y considerarlos, como consideramos a las demás colectividades humanas: enemigos en la guerra, en la paz, amigos. Por lo tanto, los Representantes de los Estados Unidos de América, convocados en Congreso General, apelando al Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones, en nombre y por la autoridad del buen pueblo de estas Colonias, solemnemente hacemos público y declaramos: Que estas Colonias Unidas son, y deben serlo por derecho, Estados Libres e Independientes; que quedan libres de toda lealtad a la Corona Británica , y que toda vinculación política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña queda y debe quedar totalmente disuelta; y que, como Estados Libres o Independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz, concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y providencias a que tienen derecho los Estados independientes. Y en apoyo de esta Declaración, con absoluta confianza en la protección de la Divina Providencia , empeñamos nuestra vida, nuestra hacienda y nuestro sagrado honor.


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MARTIN LUTHER KING

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MARTIN LUTHER KING

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Descripción del podcast de MARTIN LUTHER KINGAtlanta, 1929 - Memphis, EE UU, 1968Pastor baptista estadounidense, defensor de los derechos civiles. Hijo de un ministro baptista, estudió teología en la Universidad de Boston. Desde joven tomó co nciencia de la situación de segregación social y racial que vivían los negros de su país, y en especial los de los estados sureños.

Convertido en pastor baptista, en 1954 se hizo cargo de una iglesia en la ciudad de Montgomery, Alabama. Muy pronto dio muestras de su carisma y de su firme decisión de luchar por la defensa de los derechos civiles con métodos pacíficos, inspirándose en la figura de Mahatma Gandhi y en la teoría de la desobediencia civil de Henry David Thoreau. Al poco de llegar a Montgomery organizó y dirigió un masivo boicot de casi un año contra la segregación en los autobuses municipales.


La fama se extendió rápidamente por todo el país y enseguida asumió la dirección del movimiento pacifista estadounidense, primero a través de la Southern Cristian Leadership Conference y más tarde del Congress of Racial Equality. Asimismo, como miembro de la Asociación para el Progreso de la Gente de Color, abrió otro frente para lograr mejoras en sus condiciones de vida.


En 1960 aprovechó una sentada espontánea de estudiantes negros en Birmingham, Alabama, para iniciar una campaña de alcance nacional. En esta ocasión, fue encarcelado y posteriormente liberado por la intercesión de John Fitgerald Kennedy, entonces candidato a la presidencia de Estados Unidos, pero logró para los negros la igualdad de acceso a las bibliotecas, los comedores y los estacionamientos.


En el verano de 1963, su lucha alcanzó uno de sus momentos culminantes cuando encabezó una gigantesca marcha sobre Washington, en la que participaron unas doscientas cincuenta mil personas, ante las cuales pronunció uno de sus más bellos discursos por la paz y la igualdad entre los seres humanos. Él y otros representantes de organizaciones antirracistas fueron recibidos por el presidente Kennedy, quien se comprometió a agilizar su política contra el segregacionismo en las escuelas y en la cuestión del desempleo, que afectaba de modo especial a la comunidad negra.


No obstante, ni las buenas intenciones del presidente, quien moriría asesinado meses más tarde, ni el vigor ético del mensaje de King, Premio Nobel de la Paz en 1964, parecían suficientes para contener el avance de los grupos nacionalistas de color contrarios a la integración y favorables a la violencia, como Poder Negro, Panteras Negras y Musulmanes Negros. La permeabilidad de los colectivos de color, sobre todo de los que vivían en los guetos de Nueva York y de otros estados del norte, a la influencia de estos grupos violentos, ponía en peligro el núcleo del mensaje de King, el pacifismo.


En marzo de 1965 encabezó una manifestación de miles de defensores de los derechos civiles que recorrieron casi un centenar de kilómetros, desde Selma, donde se habían producido actos de violencia racial, hasta Montgomery. La lucha de Martin Luther King tuvo un final trágico: el 4 de abril de 1968 fue asesinado en Memphis por James Earl Ray. Mientras se celebraban sus funerales en la iglesia Edenhaëser de Atlanta, una ola de violencia se extendió por todo el país. Ray, detenido por la policía, se reconoció autor del asesinato y fue condenado con pruebas circunstanciales. Años más tarde se retractó de su declaración y, con el apoyo de la familia King, pidió la reapertura del caso y la vista de un nuevo juicio.

MARTIN LUTHER KING - Tengo un sueño

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MARTIN LUTHER KING - Tengo un sueño
En el Podcast  MARTIN LUTHER KING  en  Historia y humanidades
10:20 min


YO TENGO UN SUEÑO Martin Luther King Jr. Estoy feliz de unirme a ustedes hoy en lo que quedará en la historia como la mayor demostración por la libertad en la historia de nuestra nación. Hace años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos paramos, firmó la Proclama de Emancipación. Este importante decreto se convirtió en un gran faro de esperanza para millones de esclavos negros que fueron cocinados en las llamas de la injusticia. Llegó como un amanecer de alegría para terminar la larga noche del cautiverio. Pero 100 años después, debemos enfrentar el hecho trágico de que el negro todavía no es libre. Cien años después, la vida del negro es todavía minada por los grilletes de la discriminación. Cien años después, el negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra. Y así hemos venido aquí hoy para dramatizar una condición extrema. En un sentido llegamos a la capital de nuestra nación para cobrar un cheque. Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y la Declaratoria de la Independencia, firmaban una promisoria nota de la que todo estadounidense sería el heredero. Esta nota era una promesa de que todos los hombres tendrían garantizados los derechos inalienables de "Vida, Libertad y la búsqueda de la Felicidad". Es obvio hoy que Estados Unidos ha fallado en su promesa en lo que respecta a sus ciudadanos de color. En vez de honrar su obligación sagrada, Estados Unidos dio al negro un cheque sin valor que fue devuelto marcado "fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el banco de la justicia está quebrado. Nos rehusamos a creer que no hay fondos en los grandes depósitos de oportunidad en esta nación. Entonces hemos venido a cobrar este cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la libertad y la seguridad de la justicia. También vinimos a este punto para recordarle de Estados Unidos de la feroz urgencia del ahora. Este no es tiempo para entrar en el lujo del enfriamiento o para tomar la droga tranquilizadora del gradualismo. Ahora es el tiempo de elevarnos del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el iluminado camino de la justicia racial. Ahora es el tiempo de elevar nuestra nación de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la sólida roca de la hermandad. Ahora es el tiempo de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos de Dios. Sería fatal para la nación el no percatar la urgencia del momento. Este sofocante verano del legítimo descontento del negro no terminará hasta que venga un otoño revitalizador de libertad e igualdad. 1963 no es un fin, sino un principio. Aquellos que piensan que el negro sólo necesita evacuar frustración y que ahora permanecerá contento, tendrán un rudo despertar si la nación regresa a su rutina habitual. No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que emerja el esplendoroso día de la justicia. Pero hay algo que debo decir a mi gente, que aguarda en el cálido umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar nuestro justo lugar no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la disciplina. No debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en la violencia física. Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas de la resistencia a la fuerza física con la fuerza del alma. Esta nueva militancia maravillosa que ha abrazado a la comunidad negra no debe conducir a la desconfianza de los blancos, ya que muchos de nuestros hermanos blancos, como lo demuestra su presencia aquí hoy, se han dado cuenta de que su destino está atado a nuestro destino. Se han dado cuenta de que su libertad está ligada inextricablemente a nuestra libertad. No podemos caminar solos. Y a medida que caminemos, debemos hacernos la promesa de que marcharemos hacia el frente. No podemos volver atrás. Existen aquellos que preguntan a quienes apoyan la lucha por derechos civiles: "¿Cuándo quedarán satisfechos?" Nunca estaremos satisfechos en tanto el negro sea víctima de los inimaginables horrores de la brutalidad policial. Nunca estaremos satisfechos en tanto nuestros cuerpos, pesados con la fatiga del viaje, no puedan acceder a alojamiento en los moteles de las carreteras y los hoteles de las ciudades. No estaremos satisfechos en tanto la movilidad básica del negro sea de un gueto pequeño a uno más grande. Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea arrancado su ser y robada su dignidad por carteles que rezan: "Solamente para blancos". No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no tiene nada por qué votar. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un torrente. No olvido que muchos de ustedes están aquí tras pasar por grandes pruebas y tribulaciones. Algunos de ustedes apenas salieron de celdas angostas. Algunos de ustedes llegaron desde zonas donde su búsqueda de libertad los ha dejado golpeados por las tormentas de la persecución y sacudidos por los vientos de la brutalidad policial. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen su trabajo con la fe de que el sufrimiento sin recompensa asegura la redención. Vuelvan a Mississippi, vuelvan a Alabama, regresen a Georgia, a Louisiana, a las zonas pobres y guetos de las ciudades norteñas, con la sabiduría de que de alguna forma esta situación puede ser y será cambiada. No nos deleitemos en el valle de la desesperación. Les digo a ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del momento, yo todavía tengo un sueño. Es un sueño arraigado profundamente en el sueño americano.


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CARTA DEL GRAN JEFE SEATTLE

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CARTA DEL GRAN JEFE SEATTLE

Canal: CASTI
Por: Casti

Ranking: 8652 - Ver evolución


Descripción del podcast de CARTA DEL GRAN JEFE SEATTLEEn 1854, el Presidente de los Estados Unidos de América, Franklin Pierce, hizo una oferta por una gran extensión de tierras en el noreste de los Estados Unidos, en la que vivían los indios Swaminsh , ofreciendo en contrapartida crear de una reserva para el pueblo indígena. La respuesta del Jefe indio Seattle, que trascribimos a continuación, ha sido considerada, a través del tiempo como uno de los más bellos y profundos manifiestos a favor de la defensa del medio ambiente.


Carta del gran jefe seattle

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Carta del gran jefe seattle

En el Podcast  CARTA DEL GRAN JEFE SEATTLE  en  Arte y literatura
11:15 min

En 1854, el Presidente de los Estados Unidos de América, Franklin Pierce, hizo una oferta por una gran extensión de tierras en e l noreste de los Estados Unidos, en la que vivían los indios Swaminsh, ofreciendo en contrapartida crear de una reserva para el pueblo indígena. La respuesta del Jefe indio Seattle, que trascribimos a continuación, ha sido considerada, a través del tiempo como uno de los más bellos y profundos manifiestos a favor de la defensa del medio ambiente. 
Género: Audiolibros y relatos
Canal: CASTI 


juancas

LISTA DE REPRODUCCIÓN - PLAYLIST



  1. JESUCRITO I - viernes 13 de enero de 2012
  2. Mundo Religioso 1 - miércoles 28 de diciembre de 2011
  3. Mundo Religioso 2 - jueves 29 de diciembre de 2011
  4. Mitología Universal 1 (Asturiana) - jueves 29 de diciembre de 2011
  5. El Narrador de Cuentos - UNO - jueves 29 de diciembre de 2011
  6. El Narrador de Cuentos - DOS - jueves 29 de diciembre de 2011

MEDICINA NATURAL, RELAJACION

  1. Medicina Natural - Las Plantas Medicinales 1 (Teoría) - miércoles 28 de diciembre de 2011
  2. Medicina Natural - Plantas Medicinales 1 y 2 (Visión de las Plantas) - miércoles 28 de diciembre de 2011
  3. Practica de MEDITATION & RELAXATION 1 - viernes 6 de enero de 2012
  4. Practica de MEDITATION & RELAXATION 2 - sábado 7 de enero de 2012

VAISHNAVAS, HINDUISMO

  1. KRSNA - RAMA - VISHNU -  jueves 16 de febrero de 2012
  2. Gopal Krishna Movies -  jueves 16 de febrero de 2012
  3. Yamuna Devi Dasi -  jueves 16 de febrero de 2012
  4. SRILA PRABHUPADA I -  miércoles 15 de febrero de 2012
  5. SRILA PRABHUPADA II -  miércoles 15 de febrero de 2012
  6. KUMBHA MELA -  miércoles 15 de febrero de 2012
  7. AVANTIKA DEVI DASI - NÉCTAR BHAJANS -  miércoles 15 de febrero de 2012
  8. GANGA DEVI MATA -  miércoles 15 de febrero de 2012
  9. SLOKAS y MANTRAS I - lunes 13 de febrero de 2012
  10. GAYATRI & SHANTI MANTRAS - martes 14 de febrero de 2012
  11. Lugares Sagrados de la India 1 - miércoles 28 de diciembre de 2011
  12. Devoción - PLAYLIST - jueves 29 de diciembre de 2011
  13. La Sabiduria de los Maestros 1 - jueves 29 de diciembre de 2011
  14. La Sabiduria de los Maestros 2 - jueves 29 de diciembre de 2011
  15. La Sabiduria de los Maestros 3 - jueves 29 de diciembre de 2011
  16. La Sabiduria de los Maestros 4 - jueves 29 de diciembre de 2011
  17. La Sabiduría de los Maestros 5 - jueves 29 de diciembre de 2011
  18. Universalidad 1 - miércoles 4 de enero de 2012

Biografías

  1. Biografía de los Clasicos Antiguos Latinos 1 - viernes 30 de diciembre de 2011
  2. Swami Premananda - PLAYLIST - jueves 29 de diciembre de 2011

Romanos

  1. Emperadores Romanos I - domingo 1 de enero de 2012

Egipto

  1. Ajenaton, momias doradas, Hatshepsut, Cleopatra - sábado 31 de diciembre de 2011
  2. EL MARAVILLOSO EGIPTO I - jueves 12 de enero de 2012
  3. EL MARAVILLOSO EGIPTO II - sábado 14 de enero de 2012
  4. EL MARAVILLOSO EGIPTO III - lunes 16 de enero de 2012
  5. EL MARAVILLOSO EGIPTO IV - martes 17 de enero de 2012
  6. EL MARAVILLOSO EGIPTO V - miércoles 18 de enero de 2012
  7. EL MARAVILLOSO EGIPTO VI - sábado 21 de enero de 2012
  8. EL MARAVILLOSO EGIPTO VII - martes 24 de enero de 2012
  9. EL MARAVILLOSO EGIPTO VIII - viernes 27 de enero de 2012

La Bíblia

  1. AUDIO en ivoox.com - LINKS

  1. El Mundo Bíblico 1 - lunes 2 de enero de 2012 (de danizia)
  2. El Mundo Bíblico 2 - martes 3 de enero de 2012 (de danizia)
  3. El Mundo Bíblico 3 - sábado 14 de enero de 2012
  4. El Mundo Bíblico 4 - sábado 14 de enero de 2012
  5. El Mundo Bíblico 5 - martes 21 de febrero de 2012
  6. El Mundo Bíblico 6 - miércoles 22 de febrero de 2012
  1. La Bíblia I - lunes 20 de febrero de 2012
  2. La Bíblia II - martes 10 de enero de 2012
  3. La Biblia III - martes 10 de enero de 2012
  4. La Biblia IV - miércoles 11 de enero de 2012
  5. La Biblia V - sábado 31 de diciembre de 2011









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